jueves, 17 de enero de 2013

Jorge Ibargüengoitia y Los relampagos de agosto

Jorge Ibargüengoitia y Los relampagos de agosto

Nacido en Guanajuato, Guanajuato, México, el 22 de enero de 1928; y murió en Madrid, el 26 de noviembre de 1983
 Ibargüengoitia, dramaturgo, narrador, traductor, ensayista y periodista, empezó a estudiar ingeniería en la Universidad Nacional Autónoma de México, pero la dejó después tres años para estudiar arte dramático en la misma universidad.
El mismo Ibangüengoitia diria: 
 Nací en 1928 (el 22 de enero) en Guanajuato, una ciudad de provincia que era entonces casi un fantasma. Mi padre y mi madre duraron veinte años de novios y dos de casados. Cuando mi padre murió yo tenia ocho meses y no lo recuerdo. Por las fotos deduzco que de él heredé las ojeras (...)
      Al quedar viuda, mi madre regresó a vivir con su familia y se quedó ahí. Cuando yo tenía tres años fuimos a vivir a la capital, cuando tenía siete, mi abuelo, el otro hombre que había en la casa, murió.
      Crecí entre mujeres que me adoraban. Querían que fuera ingeniero: ellas habían tenido dinero, lo habían perdido y esperaban que yo lo recuperara. En ese camino estaba cuando un día, a los veintiún años, faltándome dos para terminar la carrera, decidí abandonarla para dedicarme a escribir. Las mujeres que había en la casa pasaron quince años lamentando esta decisión “lo que nosotros hubiéramos querido”, decían, “es que fueras ingeniero”, más tarde se acostumbraron.

Los relampagos de agosto,es una novela politica ganadora del premio de novela Casa de las Americas en 1964. Basada en hechos reales y conocidos, aunque los protagonistas son imaginarios, la trama se va por el lado chusco de la vida y obra de un militar caido en desgracia.
Acontinuacion un fragmento de la novela:

Todos se alarmaron muchisimo como es natural.
El camaleon intervino:
  --Si nos van a...  --aqui dijo una palabra que no puedo repetir--, no va a ser delante del cuerpo diplomatico. Vamos a llamar a casa de Jefferson o de Monsieur Ripois.SI ellos estan aqui, no hay nada que temer.
Juan Valdivia tomo el telefono y en su rostro se dibujo el terror  que estaba sintiendo.
  --¡Esta cortado ! --nos dijo.
Los malditos zapadores habia cortado la linea.
  --Lo unico que nos falta es que nos mande un destacamento para prtejernos -- dijo Trenza. A Serrano le mandaron uno para protejerlo, que lo protejio hasta que lo pasaron por las armas.
El telefono cortado fue el argumento decisivo. A ninguno le quedo la menor duda de que estabamos en una ratonera y de que si queriamos seguir con vida, lo mejor seria romper el sitio, como acababa yo de expresarlo con tanta oportunidad. Asi que nada de lo que dice Gordo Artajo es verdad: "...como arroyo estaba muy alarmado...".porque alarmados estabamos todos, empezando por el, que fue el que tuvo la idea de que nos disfrazaramos y hasta se puso el sombrero de petate, y se hubiera puesto el overol del jardinero, si hubiera cabido en él. 
  --Que saquen los automoviles --ordenó Valdivia.
  --Que llenen los tanques de gasolina --ordenó Trenza.
  --A las armas --Ordené yo.
Afortunadamente, el camaleeon habia conservado la serenidad. de lo contrario no se en que habria terminado esa aventura.
  --¿Pero que quieren hacer? ¿Abrirse paso a balazos hasta México? (...)
Tenia razon. Todo nuestro apuro era para irnos a meter en la mera boca del lobo. Las personas a las que le he relatado este episodio, siempre me dicen que por qué nos asustamos tanto en ese momento, sin darse cuenta de que el que se mete en politcia debe estar preparado para lo peor, Lo que ocurrio despues demuestra que nuestra alarma era perfectamente justificada.
Pero como iba diciendo, las palabras del camaleon nos hicieron abandonar nuestros proyectos de regresar a México por carretera.
Canalejo, que no era nada practico propuso que siguieramos hasta acapulco y de alli, por barco, hasta manzanillo, en donde tomariamos el ferrocarril para regresar a nuestras respectivas zonas (militares) (...)
Alguien propuso que esperar hasta que anocheciera.
  --Si esperamos-- dije yo-- , el anochecer nos van a encontrar bien tiesos. (...)
Llego la orquesta tipica de Lerdo de Tejada
  --Diles que toquen-- Dijo el camaleon--,mientras mas ruido mejor. 
Cuando empezaron lo s acordes de Dios nunca muere, nos acordamos de que la muerte nos acechaba muy  de cerca y decidimos ponernos en movimiento. Sacamos tres automovilies por la puerta trasera, que daba a un callejon y los asistentes estaba subiendo las maletas, cuando sono el telefono. Nos miramos unos a otros sin decir nada. Valdivia contesto.
Era la central, que llamaba para avisar que ya estaba reparada la linea.

Fragmento de Los relampagos de agost
Jorge Ibargüengoitia 1964  

  

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