10
años de servicio a México y terminar en la miseria
Resulta increíble conocer la historia
de un personaje tan emblemático como lo es Francisco Villa. Una vida llena de
desconfianzas, viajes y sobre todo peligro, balazos y traiciones, donde el
honor la amistad y el compadrazgo es lo mas valioso para Pancho.
Tal vez sea muy conocida y aunque mal
contada la historia de Doroteo Arango Arambula, nacido en Durango en 1878, un
hombre astuto que en la revolución de 1910 alcanzo el grado de coronel, y para
1912 fue encarcelado en el palacio negro de Lecumberri; habiéndose fugado y autoexiliado
en E.E.U.U. regreso en 1913 con 8 hombres y alzo un ejército que se convirtió
en la división del norte para derrocar al ebrio de Huerta; para posteriormente
ser traicionado por compadres y amigos e incluso por el autoproclamado
presidente Venustiano Carranza.
Guerrillero durante 6 años Villa
enfrento enfermedades, heridas y peripecias para luchar por algo que según el
cambiaria a México y el pueblo dejaría de ser marginado por hacendados y
políticos.
Todos sabemos el final trágico que
tiene la historia del Gral. Francisco Villa, asesinado en su tan querido
Parral, a mansalva (¿Pues que había otra forma de matarlo? Cobardes). Elías
Calles autor intelectual del asesinato valoro la vida del Gral en 300 pesos por
cada asesino (9 en total) 2700 pesos…
¿Y que fue de las propiedades de
Pancho Villa después de su muerte?
Aunque supondríamos que en tantos años
Villa se hizo de dinero y propiedades, no fue así. Friedrich Katz diría que la
herencia de Villa fue cuantiosa: Canutillo, seis casas en chihuahua, dos en
Parral, un hotel y dos ranchos pequeños; la realidad sería diferente, sus
propiedades al morir fueron: Una casa en chihuahua (Propiedad de su esposa Luz
Corral), el rancho las Animas, el hotel hidalgo ( se lo regalo el magnate
Rodolfo Alvarado y Villa a su vez se lo regalo a su otra esposa Manuela Casas
junto con la casa de Parral), otra casa en Chihuahua, la mitad del rancho “La
Boquilla”. Pero estos últimos dos desaparecieron al ser tomados como bienes
nacionales para cubrir una deuda de 200 mil pesos con el gobierno.
Resulta alarmante el descaro y la
falta de escrúpulos por parte de los “revolucionarios” Sonorenses, que no
satisfechos en asesinarlo le quitan a sus (tantas) viudas el poco patrimonio
dejado por Villa.
Desde pequeño me pregunte: ¿Por qué no
hay una delegación política que se llame Francisco Villa, o tan siquiera una
estación del metro? Hoy se que detrás de esa censura hacia su persona están
esos sonorenses y en especial Plutarco, fundador del partido antecesor al PRI
moderno (que hoy nos gobierna de nuevo; eso me alarma aun mas). Y que diría
Pancho Villa si le hubieran dicho que terminaría reposando en un horrible
monumento a la revolución junto con Calles y Cárdenas… Aun me queda el consuelo
de que los restos de Villa están en Parral y esos restos del monumento son de
una gringa, aun que esa, es otra historia en este cochinero.
Alfredo
Pérez Jiménez
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